Fantasma y deseo

EFmdp, Primeras Jornadas de Cartel, 2 de Junio 2018
Cartel Fantasma y deseo.
Walter Echeveste - EFmdp
Este trabajo es un trabajo en proceso, que comienza en el Cartel “Fantasma y deseo” en la EFmdp del que surgen preguntas sobre cosas que no son ni obvias ni evidentes y que resultan necesarias para seguir estando advertido de que el deseo no funciona de forma aislada sino articulada. Como lo plantea Lacan “el deseo no es articulable aunque esté articulado” refiriéndose a la articulación del deseo con el objeto a como causa del deseo.
Que el deseo no sea articulable quiere decir que no se puede saber antes de hablar de qué deseo se trata. Pero si no se enuncia, sino se dice tampoco se lo conoce, es por eso que el deseo está articulado en lo que se dice.
El sujeto no se encuentra fácilmente con su deseo. La conocida frase de Lacan “El deseo es el deseo del Otro” quiere decir que el que sujeto le supone un deseo al Otro con mayúscula, y es a través de esta suposición que el sujeto enmascara su propio deseo.
El que habla, el que dice, toma al Otro como garantía, pero el análisis mostrará que es una garantía que falta. Porque es en el análisis que el sujeto se encuentra con un deseo propio que lo separa del Otro.
Leo una cita de Lacan:
“Si el objeto a, que viene aquí, ha sido sin embargo introducido desde hace tiempo, y, en esta vía que se lo trae, se ha enunciado entonces como resto, en la relación del sujeto con el Otro. El sujeto se constituye en el lugar del Otro, como marcado por el significante. El Otro como una garantía que falta, es decir el Otro barrado. De esta operación hay un resto, y este resto es el a”
El objeto a es un resto de la operación de entrada en el lenguaje como Lacan lo dice en esta cita del Seminario de la angustia.
Esta cita viene bien para hacer una diferencia, la que existe entre el objeto a y el objeto en el fantasma.
En el fantasma el objeto es imagen del objeto del deseo - i(a) – quiere decir que es un objeto que busca sostener la relación con el Otro enmascarando su propio deseo: “no es mi deseo” “es el Tuyo” “el del Otro”. El fantasma es la forma con la que el sujeto se asegura una relación al Otro. El fantasma universal “Pegan a un niño” confirma que hay un niño que debe ser pegado, quiere decir que detrás del objeto del fantasma de que lo peguen - i(a) -, hay un objeto que causa ese deseo y es el deseo de ser amado.
Esta es otra articulación posible, la del deseo con el Fantasma. En una primera aproximación se deduce que el Fantasma tiene la función de sostén del deseo del sujeto. Y es a partir del lazo en el que crece el sujeto y los determinantes que hacen a su lugar en el Complejo de Edipo, que nos permiten construir, armar, la estructura del Fantasma por el cual en algún momento el sujeto podrá acceder al deseo.
Otra diferencia es relativa al objeto perdido en Freud: ese es el objeto libidinal, el del anhelo, los objetos parciales de la pulsión y que para Lacan son los son objetos del Fantasma i(a).
Freud define al objeto de la Pulsión como lo más variable, quizás por eso la relación del sujeto con el deseo es metonímica, podría decirse que esta corrida, porque es una relación de contigüidad, de desplazamiento y que aparece habitualmente bajo la fórmula de deseo de otra cosa.
También el deseo puede enunciarse como un anhelo inalcanzable, pero ese es el objeto del Fantasma. En el sueño sobre “El padre muerto”, también conocido como el sueño de “Estaba muerto y no lo sabía” Freud distingue la diferencia entre un anhelo y un deseo.
El anhelo pertenece al mundo del pensar consciente, por ejemplo: “como me hubiese gustado que” en cambio el deseo es un deseo inconsciente.
En relación al objeto Freud comenta que la sexualidad infantil se caracteriza por un escalonamiento en dos tiempos. Debido al periodo de latencia, el objeto primero, que es el objeto materno, es rememorado.
Freud en “Tres ensayos de teoría sexual” dice:
“de manera que el objeto nunca será sino un objeto vuelto a encontrar
y seguirá llevando la marca del estilo primero del objeto”
De modo que siempre va a haber una tensión fundamentalmente conflictiva en el objeto recobrado y en el hecho mismo de su reencuentro, ya que hay siempre una discordancia del objeto recobrado con respecto al objeto perdido.
Entonces podemos poner en el lugar del objeto de deseo muchas cosas, pero son los objetos, que funcionan como objetos parciales de la pulsión. Para Freud y para Lacan no hay forma de que haya un encuentro posible con el objeto de deseo, pero es Lacan el que va a establecer la relación de objeto como falta de objeto.
¿Me pregunto entonces si es el Fantasma el que mediante un objeto, nos hace inventar el deseo? Porque no hay algo que pueda plantearse como un deseo natural, porque el deseo, el anhelo, las ganas de, están apoyados en un determinado fantasma del sujeto.
La condición erótica hace al objeto, al objeto de deseo. Es decir que a partir de ese rasgo el objeto entra al fantasma del sujeto. Lacan en el Seminario de la angustia se pregunta irónicamente ¿Acaso el objeto está delante? Supongo que se refiere a delante del sujeto, y luego dice:
“El objeto, el objeto a, ese objeto que no hay que situar en nada que sea análogo a la intencionalidad de un noema, que no está en la intencionalidad del deseo, ese objeto debe ser concebido por nosotros como la causa del deseo, y , para retomar mi metáfora de recién “ el objeto está detrás del deseo”
¿Que significa que el objeto de deseo no puede ser concebido como un “noema”?
Noema” proviene de una palabra griega que significa “En lo que se piensa”, es decir que el objeto causa del deseo, el objeto a no puede concebirse como un objeto pensado, o como un pensamiento que responda a la estructura de cualquier acto intencional.
¿Porque que si el sujeto tan dueño de su deseo se siente, no puede tomar la decisión que quiere tomar? ¿Porque el sujeto no puede ir directamente a lo que quiere? Porque lo que quiere es inconsciente, y porque lo que quiere delata que le falta algo. Implica una castración. Y de eso, no quiere saber nada.
Pero en cambio es el Fantasma quien sostiene el deseo, en el marco de la mascarada: sostiene un deseo imaginario, un deseo del Otro, que encubre el deseo del sujeto.
El deseo no se satisface. Lo que se satisface o no, es la pulsión. El deseo se realiza, se dice en un sueño, la realización del deseo es su reconocimiento como deseo. Entiendo que el deseo no se satisface de un puro y simple objeto, si de una posición y esa posición es la posición del sujeto ante el deseo, posición que nos remite al fantasma que se construye en un análisis.