La significación del cuerpo. Del falo al Pókemon

Trabajo presentado en el panel del sábado 1 de octubre, en el marco de las Jornadas de la EFmdp: Freud y Lacan en el siglo XXI. Fundamentos y Lazos. 2016.

Agradezco a la EFmdp la posibilidad de hablar en estas jornadas tan especiales para mí y para todos los miembros que estamos hace más de 10 años desde su fundación, cuando no sabíamos muy bien a donde nos dirigiría el significante Escuela precisamente.


El trabajo que voy a compartir surge como resto de las operaciones de lecturas realizadas en los cursos y seminarios que con mis colegas hemos dictado en estos años. Hace un tiempo nos venimos preguntando en la EFmdp con respecto a la transmisión del psicoanálisis, ¿cómo transmitirlo?, bueno considero que eso es algo que se aprende en el lazo social de una escuela. Ya veremos si algo de esto pasa….

Hay un ABC, como a algunos les gusta decir y es que Freud descubrió el inconsciente, hay un hito de ese descubrimiento y es en el sueño de la inyección de Irma, donde Freud va más allá de lo orgánico. Freud descubre el inconsciente y su papel determinante en la conducta de los hombres y mujeres a raíz de su trabajo con el sueño de Irma, estamos en 1895 y dice Freud - “Pienso que quizás me haya pasado inadvertido algo orgánico” -, y con ese descubrimiento descubre sexualidad y muerte, o libido y pulsión de muerte, esa otra ditmensión que él escucha en lo que le dicen las histéricas. Entonces como para tomar un punto de partida, no digo que sea el único ni el mejor, ir más allá de lo orgánico es ir en busca de lo inconsciente. Es lo que Freud hizo.

Pero, también Freud realiza un salto en lo biológico, siguiendo las palabras de Masotta, en el prólogo del texto de 1938, La familia de Jaques Lacan, escribe: “¿No es acaso, gracias -y no a pesar – a ese “salto” de Freud en lo “biológico”, que aquel texto sorprendente (aludiendo a Tótem y Tabú) entronizó en la teoría, la función del padre. Padre muerto por la horda, - nos enseñará más tarde Lacan- es el padre simbólico”. (Lacan, J. 1938)

Entonces en la historia del movimiento psicoanalítico hay un más allá y un más acá de lo orgánico, de lo biológico si me permiten.

Entre lo inadvertido de lo orgánico y el mito, pasando por el complejo de Edipo y la castración, con sus identificaciones, tabúes y prohibiciones ¿cómo se hace lugar el cuerpo?

Sabemos que nacemos prematuros, prematuración del cuerpo (del significante), cuestión que nos coloca en ventaja y en desventaja con otras especies depende de lo que se mire.

Pero esta condición nos lanza a la búsqueda del amparo y el asentimiento del Otro para poder vivir y ser. Por eso nacemos del Otro, de allí somos y ahí vamos. El cuerpo del que hablamos en psicoanálisis es el cuerpo identificado con el falo, con la premisa universal del falo, y la lógica que esto implica, la lógica de la castración. El cuerpo identificado con el deseo del Otro.

Pero nuestro cuerpo registra un mensaje procedente del deseo del Otro…pero no lo sabemos, o no sabemos leerlo.

Es por esto que el cuerpo y lo que podamos escuchar de él en un análisis singular es fundamental o por lo menos lo es en un momento del análisis. Con esto nos la vemos los analistas. Sólo en el encuentro, nuevamente, cuerpo a cuerpo con el analista se recupera la experiencia fundante que se ha tenido con el cuerpo. 

Ante el enigma que representa la sexualidad, el niño se formula una serie de preguntas que se relacionan con las llamadas por Freud protofantasías o fantasías originarias: ¿Cómo se hacen los niños o de dónde vienen?, ¿De dónde surge el deseo?, aludiendo al otro de la seducción, y ¿qué es lo que funda la diferencia de los sexos? A las que responde con teorías, teorías que hace con ideas y en base a experiencias de su cuerpo.

Estas fantasías, relacionadas, constituyen la encrucijada erótica del Edipo junto a la novela familiar.

Hemos aprendido con Tres ensayos sobre teoría sexual, que la sexualidad es aberrante, infantil y metamorfoseable, pues bien aparentemente en la pubertad las dos primeras, lo aberrante y lo infantil, debieran perderse según Freud.

Pensamos con el cuerpo. El cuerpo modela el pensamiento. Aquí vemos como es el comienzo del proceso de abstracción, y el niño o niña lo hacen en base a su cuerpo, es en base a una experiencia que se hace con el cuerpo que se puede construir una teoría de lo cloacal del nacimiento por ejemplo, en base a lo que se experimentó con las heces que se puede construir entonces una teoría, de que los varones también pueden parir, si lo hacen por el ano. Es una experiencia corporal de goce.

Por lo tanto el niño o la niña, es en base a algo que hace con su cuerpo, que hace su discurso, que construye su manera de ver las cosas. El proceso es complejo, hay anudamiento real, simbólico e imaginario.

Toda teoría –como las teorías sexuales infantiles- lleva en sí misma un fantasma, fantasma que ha sido armado con algunos elementos de una experiencia que uno ha tenido del propio cuerpo y por esto son verdaderas en cuanto a su singularidad. 

El niño pregunta por tal y cual cosa, ¿por qué nacen los niños o cómo nacen?, y luego de un tiempo ya no está interesado, el interés se reprime, y eso funda algo de lo no sabido. Por lo tanto el deseo de saber, se basa en un no saber, debido a la represión, preguntar ¿por qué me pasa esto? al Otro, es porque no se quiere saber nada de eso. (Braunstein, N. 2001)

Sabemos con Lacan que los ecos del decir en el cuerpo, constituyen la pulsión. Pero, no somos un cuerpo, tenemos un cuerpo, y para tenerlo se debe pasar por una serie de vicisitudes. El cuerpo como resultado del efecto del encuentro del organismo con el lenguaje, o del sujeto con el lenguaje, o del organismo con la cadena significante. El cuerpo es lugar de satisfacción y de significación. Lo que viene del Otro, del discurso del Otro son significantes sobre el cuerpo.

Lo escrito en el cuerpo, ese mensaje proveniente del Otro es también un enigma, como ya afirmamos, enigma como lo es la sexualidad y es una cuestión ineludible en cada análisis particular. Puesto que el falo mismo es un enigma de transmisión.

Para Freud la pulsión será “un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático…una medida de la exigencia de trabajo que es impuesta a lo anímico a consecuencia de su trabazón con lo corporal” (1915). Un representante de lo orgánico en el campo de lo psíquico, del alma. Estas palabras tantas veces citadas nos muestran la manera en que se presentifica lo simbólico en el hombre subordinando un cuerpo, lo que se organiza en torno a un agujero, lo que empuja, lo que pulsa.

La pulsión, siempre parcial escribirá Freud, que una pierna puede gozar separadamente del cuerpo todo, configura un collage al modo del grupo de artistas argentinos “ Mondongo” que retrata a los famosos con galletitas, hamburguesas, o materiales descartables y de desechos. Un collage de fragmentos incongruentes que se arma en una imagen especular que aprendemos a reconocer como cuerpo, y que solo la castración reasegura. Nuestro cuerpo registra un mensaje procedente del deseo del otro…pero no lo sabemos, hace falta que otro lo lea. Es del deseo del Otro de donde nosotros procedemos, derivamos, experimentamos la otredad de nuestras pulsiones, el eco del decir en el cuerpo.

Entre cuerpo y lenguaje hay una imbricación, pues el cuerpo sólo llega a serlo por la intervención del significante y éste sólo existe anclado en cuerpos vivos. El sujeto es conjurado a hacer una elección, la bolsa o la vida, esto es, el cuerpo-goce o el lenguaje”. Y el sujeto deberá pagar con su goce. Cuando se habla, se pone en entredicho el goce del cuerpo de ser el falo. El goce es un jeroglífico escrito en nuestra carne por el deseo del Otro, una caricatura del grupo Mondongo. Pero, siempre habrá un relato que dé a esos trazos un semblante de coherencia y sentido.” Como lo podemos estudiar en los grandes relatos de los historiales que nos ha legado Freud.

El cuerpo en Freud es el cuerpo de la apoyatura o anaclisis, donde las pulsiones sexuales se apoyan en las de autoconservación, pero se apoyan mal, se apoyan en el cuerpo de la madre afirmará Masotta. 

El cuerpo con Lacan podemos decir, es un cuerpo extendido, es un cuerpo del discurso, producto de los significantes del Otro, tesoro de los significantes, pero que también le falta una moneda, no está completo.

Hay cuerpo y hay lenguaje, paradojalmente. El cuerpo se ha extendido tanto que hoy termina en un celular, creo que algo de esto ha quedado plasmado en la imagen que elegimos para que nos represente en el afiche de estas jornadas.

Las experiencias infantiles, nos marcan las vías que seguimos, los puntos de encuentro, el GPS de satisfacción y goce y el fantasma esa pantalla por donde miramos las cosas del mundo.

El lenguaje implica un cuerpo hablante que lo soporta. ¿De qué está hecho el cuerpo y el deseo? Son cuestiones que se construyen en transferencia en un análisis. Nuevas distracciones ante el malestar nos ofrece el siglo XXI, época caracterizada por el desciframiento del genoma humano, triunfo de la tecnología y promesa del fin de nuestros males, triunfo también de la tecnología poner el cuerpo en acción para que nada se mueva. Haciendo de nuestras experiencias algo del cuerpo propio sin que se juegue “lo propio” del cuerpo. Donde, no es muy difícil perderse y de repente descubrirse rumbo a la caza de los pokemones en batallas virtuales en gimnasios e Iglesias. ¡En este momento puede haber uno de ellos debajo de esta mesa! Satisfacciones inmediatas de acumulación de puntos, de goce, que nos dirigen el cuerpo y se pierde el deseo del sujeto camuflado, escondido en una esfera compacta que se hace bolita. 

Formado mediante la contracción de las palabras “pocket monster” (monstruo de bolsillo), designa a una especie de genios transgénicos, duendes de la era biotecnológica, criaturas que viven entre las hierbas, los pastos, las cavernas, los lagos. El juego consiste en adueñarse de los pokemones y luego domesticarlos, entrenarlos, para que se opere en ellos una mutación de la especie. Pueden entonces cambiar de aspecto, metamorfosearse, en síntesis, evolucionar.

The Power of One es el sugerente título del film Pókemon, que en español, el título resuena en sus dos sentidos complementarios: salida individual o búsqueda interior.

Pero los analistas sabemos sobre esa búsqueda interior, que el punto de encuentro con el objeto en psicoanálisis es un punto de pérdida, sobre todo pierde el sujeto si ese hallazgo se produce. El relanzamiento del deseo no es por más de lo mismo, no es una acumulación de créditos, de pokemones, aunque haya gente que en “acumular” encuentre mucha satisfacción. Sino de buscar la diferencia, si se quiere, la diferencia significante. “El misterio del cuerpo hablante” frase de Lacan que se refiere no solo con el hecho de que hablamos y por lo tanto con el inconsciente, sino también con lo que del cuerpo habla, que puede ser un síntoma, inhibición y angustia.                                                                                              

Hablar del cuerpo exige entonces volver a ubicar la cuestión de cómo se introduce el sujeto en el orden del deseo, acaso ¿no es ésta la operación ética que produce el psicoanálisis de la que habla Lacan en el Seminario VII?. 

Entonces hoy más que nunca que se hable, sigue siendo revolucionario rumbo a la caza del deseo…